Traducción de inglés a español

El español es la segunda lengua del mundo por el número de personas que la habla como lengua materna y también la tercera lengua con más usuarios de Internet, después del chino y el inglés. Con estos datos es fácil entender que este idioma se encuentre muy presente en múltiples sectores y contextos internacionales. Así pues, cada día se realizan en el mundo innumerables traducciones del inglés al español, desde propuestas de negocio o sentencias judiciales hasta contenido web o videojuegos.

Cada vez son más los españoles que aprenden o se inician en el estudio del idioma inglés (¡Al menos, ese es el propósito de cada Año Nuevo de muchos españoles!). No obstante, hay que tener muy claro un concepto: saber inglés no significa ser traductor. Un traductor es un profesional del idioma, es un vínculo entre dos culturas que, una vez interpretado un texto extranjero y estudiados todos sus matices, reformula el contenido en su propio idioma para que la traducción incluya no solo los significados, sino todo lo que envuelve a una cultura ajena. Sólo de esa forma el texto traducido causará el mismo impacto en el lector español que el texto original en el lector de lengua inglesa.

Esto adquiere especial relevancia cuando, simplemente, los conceptos de una lengua no tienen una correspondencia en la lengua de destino. Así, por ejemplo en español no existe el Boxing Day en Navidades, ni tampoco se prepara un fantástico baby shower a las futuras mamás. El traductor nativo es consciente desde el primer momento de estos aspectos, por lo que introducirá las aclaraciones necesarias, ofreciendo información que no aparece en el texto original.

Otro ejemplo lo encontramos en el ámbito de los falsos amigos, los modismos y las expresiones coloquiales, que rara vez tienen sentido si se traducen literalmente; por ejemplo, quedaría algo extraño para un hablante español leer que «la manzana no cae lejos del árbol» en lugar de «de tal palo, tal astilla» si el traductor desatina y traduce literalmente la expresión inglesa the apple doesn’t fall far from the tree.

Esta circunstancia llega a ser crítica en el caso, por ejemplo, de traducciones legales en las que no existe un concepto equivalente en español, como ocurre con el trust del derecho anglosajón, y es preciso añadir información detallada y bien documentada.

En definitiva, existen numerosos obstáculos a la hora de traducir del inglés al español, por lo que la mejor opción es dejar esta tarea a los traductores profesionales si no queremos arriesgarnos a cometer errores que pueden arruinar, por ejemplo, la imagen de un producto, la firma de un contrato o los resultados de una campaña de marketing.